[Robert Brenner, profesor en la Universidad de California en Los Angeles, es miembro de
la redacción de la revista Against the Current, publicada por la organización Solidarity de los Estados Unidos. Ha
publicado, entre otros, The Economics of Global
Turbulence (Verso, 2006) y The Boom and The Bubble : The
US in the World Economy (Verso, 2002).
Esta entrevista, realizada por Seongjin Jeong para uno de los principales
diarios surcoreanos,Hankyioreh, que la publicó en su edición del 22 de enero de 2009, ha sido ligeramente reeditada
y publicada en inglés en Against the Current nº 139 de marzo-abril de 2009].
Seongjin Jeong : La mayor parte de los medios y analistas presentan la
crisis actual como una "crisis financiera". ¿Está Vd. de acuerdo
con esta caracterizació n?.
Robert Brenner: Es comprensible que los analistas de la crisis hayan tomado
como punto de partida el hundimiento del mercado de bancos y seguros. El
problema es que no han ido más allá. Desde el Secretario del Tesoro Henry
Paulson y el jefe de la Reserva Federal Ben Bernanke hasta gentes situados en
escalones inferiores, todos dicen que la crisis puede ser explicada
simplemente por los problemas del sector financiero. Y al mismo tiempo
afirman que la economía real es fuerte, que los autodenominados fundamentos
están en buena forma. Esto es totalmente erróneo.
La fuente fundamental de la crisis actual es el declive de la vitalidad de
las economías avanzadas desde 1973 y, muy en particular, desde 2000. Ciclo
económico tras ciclo económico sus resultados se han deteriorado fuertemente
en los Estados Unidos, en Europa occidental, en Japón. Esto aparece en todos
los índices macroeconómicos: el PIB, las inversiones, los salarios reales y
así con muchas cosas. El ciclo económico que acaba ahora de concluirse, de
2001 a 2007, ha sido -de lejos- el peor desde la segunda guerra mundial y
esto a pesar del recurso al mayor estimulador económico esponsorizado por el
gobierno de toda la historia de los Estados Unidos en tiempo de paz.
Seongjin Jeong : ¿Cómo explica Vd. este debilitamiento de la economía real
desde 1973, que Vd nombra en su libro como "el largo declive"?
Robert Brenner : En lo esencial, lo que permite explicarla es un profundo y
duradero declive de la tasa de rentabilidad sobre la inversión del capital
desde el final del decenio de 1960. La incapacidad de recuperar la tasa de
ganancia es tanto más notable cuanto que en el curso de todo este período
hemos asistido a una muy fuerte reducción del crecimiento de los salarios
reales.
La causa principal -pero no única- de este declive de la tasa de ganancia ha
sido la tendencia persistente a la sobrecapacidad de las industrias
manufactureras mundiales. Hemos asistido a la entrada en el mercado mundial
de nuevas potencias industriales, una tras otra: Alemania y el Japón, los
países de Asia del Noreste recientemente industrializados, los tigres de Asia
del sureste y, finalmente, el Leviatán chino. Estas economías desarrolladas
tardíamente producen las mismas mercancías que las economías desarrolladas
anteriormente, solo que menos caras. El resultado es una oferta que supera la
demanda en un sector tras otro, imponiendo la bajada de los precios y de esta
forma la bajada de las ganancias. Frente a la compresión de sus beneficios
las empresas no han abandonado sus industrias; han intentado mantenerse
empleando sus capacidades de innovación e invirtiendo en nuevas tecnologías.
Pero naturalmente esto no ha hecho más que empeorar sus sobrecapacidades.
Debido a la caída de su tasa de rentabilidad los capitalistas obtenían
excedentes cada vez más débiles de sus inversiones. No han tenido así otra
opción que ralentizar el crecimiento de las fábricas, de los equipamientos y
del empleo. Al mismo tiempo, a fin de reconstituir la rentabilidad, han
presionado a los salarios de los empleados en el momento mismo en que el
gobierno reducía el crecimiento de los gastos sociales.
La consecuencia de todas estas reducciones de gastos es un problema a largo
plazo de la demanda global. La debilidad persistente de esta última ha sido
la fuente inmediata de la debilidad duradera de la economía.
Seongjin Jeong : La crisis actual ha comenzado por el estallido de la
burbuja inmobiliaria, que se había inflado durante todo el decenio. ¿Cuál es,
en su opinión, su importancia?
Robert Brenner: La burbuja inmobiliaria debe ser interpretada en relación con
la sucesión de las burbujas bursátiles que la economía ha conocido desde
mediados de los años 1990 y teniendo en cuenta muy en particular el papel de
la Reserva Federal de los Estados Unidos en su desarrollo.
Desde el comienzo del largo declive las autoridades económicas del estado han
intentado hacer frente al problema de la insuficiencia de la demanda
impulsando el crecimiento de los préstamos, públicos y privados. Primero
utilizaron el déficit presupuestario del estado, evitando de esta forma
recesiones muy profundas. Pero con el tiempo los mismos préstamos suscritos
por el estado producían cada vez menos crecimiento. En efecto, a fin de
conjurar las profundas crisis que han sido históricamente la plaga del
sistema capitalista, las autoridades han debido aceptar el deslizamiento
hacia el estancamiento.
Al comienzo de los años 1990, los gobiernos de los Estados Unidos y de
Europa, dirigidos por la administració n Clinton, intentaron romper con su
inclinación hacia el endeudamiento orientándose hacia presupuestos
equilibrados. La idea era dejar al mercado libre regir la economía. Pero dado
que la rentabilidad seguía sin ser recuperada, la reducción de los déficits
provocó además una reducción de la demanda, contribuyendo a provocar las
recesiones y a debilitar el crecimiento entre 1991 y 1995.
Para reencontrar la expansión económica las autoridades estadounidenses
optaron por girar hacia una política que había sido primero experimentada por
Japón a finales del decenio de 1980. Manteniendo baja la tasa de interés, la
Reserva Federal facilitó el endeudamiento a fin de impulsar la inversión
financiera. Cuando los precios de las acciones subían las empresas y las
familias acomodadas conocieron un gran aumento de su riqueza, al menos sobre
el papel. Podían pues pedir prestado a gran escala, aumentando
considerablemente sus inversiones y su consumo, arrastrando así a la
economía.
Los déficits privados han reemplazado así a los déficits públicos. Lo que se
podría llamar "el keynesianismo bursátil" reemplazó al
keynesianismo tradicional. En el curso de los últimos doce años hemos así
sido testigos del extraordinario espectáculo de una econommía mundial en la
que la acumulación del capital se ha convertido literalmente dependiente de
olas históricas de la especulación, cuidadosamente consolidadas y
racionalizadas por los que toman las decisiones políticas -¡y por los
reguladores! - de los estados: primero la primera burbuja histórica del
mercado bursátil a finales de los años 1990, luego la burbuja inmobiliaria y
la burbuja del crédito a comienzo de los años 2000.
Seongjin Jeong : Previendo la crisis actual así como la del 2001, Vd ha
jugado un papel de profeta. ¿Qué perspectivas prevé Vd. para la economía
mundial?. ¿Va a empeorar o se recuperará antes de finales de 2009? ¿Cree Vd.
que la crisis actual será tan severa como la Gran Depresión?.
Robert Brenner: La crisis actual es la más seria de las recesiones de la
posguerra, peor que la de 1979-1982. Podría quizá rivalizar con la Gran Depresión,
pero no hay ninguna forma de saberlo verdaderamente. Los previsionistas
económicos han subestimado su gravedad pues han sobreestimado la fuerza de la
economía real no teniendo en cuenta la amplitud de la dependencia de esta
última hacia el endeudamiento, que está fundado en burbujas de los precios de
las acciones.
En los Estados Unidos, en el curso del reciente ciclo económico 2001-2007, el
crecimiento del PIB ha sido el más débil desde la Segunda Guerra Mundial. No
ha habido aumento del empleo en el sector privado. Las inversiones en las
empresas y los equipamientos han sido de cerca de un tercio más bajas que en
el peor ciclo desde la guerra. Los salarios reales se han estancado. Por
primera vez desde la segunda guerra mundial no ha habido aumento de la renta
familiar media. El crecimiento ha sido arrastrado, en lo esencial, por el
consumo personal y las inversiones inmobiliarias, hechas posibles debido al
crédito fácil y la subida de los precios inmobiliarios.
Los logros económicos fueron muy débiles a pesar de la enorme estimulación
por la burbuja inmobiliaria y el déficit presupuestario titánico de la
administració n Bush. En el curso de los años 2001-2005 el sector
inmobiliario representaba él solo un tercio del crecimiento y cerca de la mitad
de la creación de empleos. Era pues previsible que, cuando estallara la
burburja inmobiliaria, el consumo y las inversiones residenciales iban a
hundirse y que la economía se hundiría.
Seongjin Jeong : Son numerosos los que afirman que la crisis actual es una
crisis financiera típica y no una crisis "marxiana" de
sobreproducció n y de caída de la tasa de ganancia, diciendo que es la
especulación financiera, la burbuja y su estallido lo que ha jugado el papel
central. ¿Qué les respondería Vd.?
Robert Brenner: No creo que sea útil oponer de esta forma los aspectos reales
y financieros de la crisis. Como he subrayado , es una crisis
"marxiana" porque hunde sus raíces en la baja a largo plazo de la
tasa de ganancia y su incapacidad de recuperar. Es la fuente esencial de la
ralentización prologada de la acumulación del capital hasta ahora. En 2001 la
tasa de ganancia de las sociedades estadounidenses no financieras fue la más
baja del período de la posguerra, con excepción del año 1980. Las empresas no
tienen pues otra alternativa que reducir la inversión y el empleo agravando
aún más el clima económico.
Es esto lo que explica el muy débil crecimiento durante el ciclo económico
que acaba de terminarse. Sin embargo, para comprender la caída actual se debe
demostrar la conexión entre la debilidad de la economía real y el hundimiento
financiero. El lazo principal, es la dependencia cada vez mayor de la
economía respecto del crédito y la implicación cada vez mayor de los
gobiernos en el mantenimiento de las cotizaciones de la Bolsa para permitir
la prosecución del endeudamiento.
La condición para la aparición de las burbujas inmobiliaria y del mercado del
crédito era el mantenimiento de los bajos costos del préstamo. La debilidad
de la economía mundial, en particular tras las crisis de 1997-1998 y de
2001-2002, y las enormes compras de dólares por los gobiernos de Asia del
Este (para garantizar la debilidad de sus monedas y el crecimiento del
consumo en los Estados Unidos) han mantenido las tasas de interés a largo
plazo excepcionalmente bajas durante un período inhabitualmente largo. Al
mismo tiempo la Reserva Federal de los Estados Unidos ha mantenido las tasas
de interés a corto plazo más bajas que en cualquier momento desde 1950.
Pudiendo pedir prestado a tan bajo coste, los bancos estaban dispuestos a
prolongar los créditos a los especuladores, cuyas inversiones han hecho subir
el precio de las acciones de todo tipo cada vez más arriba mientras el coste
del crédito continuaba reduciéndose.
De forma sintomática los precios del sector inmobiliario han subido mientras
que el rendimiento en términos reales de los bonos del Tesoro estadounidense
se hundía. Pero como las tasas continuaban bajando, los establecimientos a
través del mundo que dependían de la tasa de interés tanían cada vez más
dificultades para realizar beneficios suficientes. Los fondos de pensiones y
las compañías de seguros fueron particularmente alcanzados, pero también los
fondos especulativos y los bancos de negocios.
Estos establecimientos estaban pues completamente dispuestos a efectuar
inversiones masivas en títulos sostenidos por la hipoteca fuertemente dudosa
de las subprimas, a causa del rendimiento increíblemente elevado que éstas
ofrecían, ignorando el riesgo excepcionalmente elevado. De hecho no llegaban
a obtener de ellas tanto como hubieran querido. Sus compras de los valores
hipotecarios han permitido a los creadores de estos valores continuar
concediendo créditos incluso a los demandadores de créditos menos fiables. La
burbuja inmobiliaria ha alcanzado así proporciones históricas y la expansión
económica podía continuar. Naturalmente esto no podía durar. Cuando los
precios del sector inmobiliario han bajado, la economía real ha entrado en
recesión y el sector financiero ha conocido un hundimiento pues el dinamismo
de los dos dependía de la burbuja inmobiliaria. Hoy la recesión agrava el
hundimiento financiero pues exacerba la crisis inmobiliaria. Y el hundimiento
financiero intensifica la recesión pues hace muy difícil el acceso al crédito.
Esta interacción entre la crisis de la economía real y la del sector
financiero, que se agravan mutuamente, ha hecho la pendiente muy deslizante,
muy difícil de gestionar por los que toman las decisiones y el potencial de
la catástrofe completamente evidente.
Seongjin Jeong : Incluso si se admite que el capitalismo de posguerra
entró en un período de declive durante los años 1970, parece innegable que la
ofensiva capitalista neoliberal ha impedido el deterioro de este declive
desde los años 1980.
Robert Brenner: Si por neoliberalismo se entiende la financiarizació n y la
desreglamentació n no veo en qué ha ayudado a la economía. Pero si se quiere
hablar del ataque dirigido por los empresarios y los gobiernos contra los
salarios de los trabajadores, las condiciones de trabajo y el estado
providencia, no hay duda de que ha ralentizado la caída de la tasa de
ganancia.
Sin embargo la ofensiva de los empresarios no esperó hasta la autodenominada
era neoliberal de los años 1980. Comenzó en cuanto se produjo la caída de los
beneficios, a comienzos de los años 1970, en plena era del keynesianismo. Por
otra parte no ha tenido por resultado el restablecimiento de la tasa de
ganancia y solo ha exacerbado el problema de la demanda solvente. El
debilitamiento continuo de esta última ha empujado finalmente a las
autoridades económicas a buscar un estimulante económico mucho más potente y
más peligroso, el “keynesianismo bursátil” que ha llevado al desastre actual.
Seongjin Jeong : Algunos han avanzado que el nuevo paradigma de
"financiarizació n" o de "capitalismo financiero" ha
sostenido el autodenominado "Capital resurgente" (Gérar Duménil)
entre los años 1980 y ahora. ¿Qué piensa Vd. de una tesis así?.
Robert Brenner : La idea de un capitalismo dirigido por los mercados e
instituciones financieras es una contradicción término a término, porque,
hablando en general -hay excepciones significativas, como el crédito de
consumo- el apoyo financiero de la realización del beneficio depende del
apoyo de la realización de la ganancia en la economía real. Para responder a
la bajada de la tasa de ganancia en la economía real algunos gobiernos,
conducidos por los Estados Unidos, han impulsado un giro financiero
desreglamentando el sector financiero. Pero como la economía real ha
continuado languideciendo, el resultado principal de la desreglamentació n ha
sido la intensificació n de la competencia en el sector financiero que ha
hecho más difícil la realización de la ganancia y ha impulsado una
especulación cada vez mayor y la toma de riesgos.
Los dirigentes de los bancos de negocios y de los fondos especulativos han
podido hacer fortunas fabulosas pues sus rentas dependían de los beneficios a
corto plazo. Podían garantizar temporalmente rendimientos muy elevados
aumentando las acciones y préstamos de sus firmas y aumentando el riesgo.
Pero esta forma de realizar negocios se ha hecho, antes o después, a expensas
de la salud financiera de sus propias empresas a largo plazo, cuyo resultado
más espectacular ha sido la quiebra de los principales bancos de negocios de
Wall Street.
Toda expansión autodenominada financiera desde 1970 ha acabado muy
rápidamente en una crisis financiera desastrosa y ha necesitado un
reflotamiento masivo por el estado. Fue el caso del boom crediticio del
tercer mundo en los años 1970 y a comienzos de los años 1980; de la burbuja
bursátil de la segunda mitad de los años 1990; y naturalmente de las burbujas
inmobiliarias y crediticias de los años 2000. El sector financiero ha
parecido dinámico solo porque los gobiernos estaban dispuestos a hacer
cualquier cosa para sostenerlo.
Seongjin Jeong : El keynesianismo o el estatismo parece resurgir como un
nuevo "espíritu de la época". ¿Cuál es vuestra evaluación general
de este keynesianismo o estatismo resurgente? ¿Puede ayudar a resolver o al
menos aliviar la crisis actual?
Robert Brenner : Hoy los gobiernos no tienen ya otra opción que volverse
hacia el keynesianismo y el estado para intentar salvar la economía. Después
de todo, el mercado libre se ha mostrado completamente incapaz de prevenir la
catástrofe económica o de hacerle frente y aún menos de garantizar la
estabilidad y el crecimiento. Es por esto que las élites políticas mundiales,
que ayer aún celebraban los mercados financieros desreglamentados, se han
vuelto de repente todas keynesianas.
Pero hay razones para dudar de que el keynesianismo, comprendido como
déficits públicos enormes y crédito fácil con vistas a hinchar la demanda,
podría tener el impacto que muchos esperan. Después de todo, durante los
siete años pasados, gracias a los préstamos y gastos impulsados por la
burbuja inmobiliaria de la Reserva Federal y los déficits presupuestarios de
la administració n Bush, hemos sido testigos del mayor estimulante económico
keynesiano de la historia en tiempos de paz. Sin embargo el resultado ha sido
el ciclo económico más débil de la posguerra.
Hoy el desafío es mucho mayor. Mientras la burbuja inmobiliaria se hunde y el
crédito se hace cada vez más difícil de obtener, las familias reducen su consumo
y sus inversiones residenciales. Por consiguiente las empresas ven declinar
sus beneficios. Reducen pues aún más los salarios y despiden a los
asalariados más rápidamente, lo que acelera la espiral del declive de la
demanda y de la caida de los beneficios.
Las familias han esperado durante mucho tiempo que la subida de los precios
de las viviendas les permitiera pedir prestado más aún /1 y hacer así
ahorros. Pero ahora, a causa del aumento del endeudamiento, deberán reducir
sus préstamos y aumentar sus reservas en el momento mismo en que la economía
tiene más necesidad de que consuman. Podemos pues pensar que la mayor parte
del dinero que el gobierno proporciona a las familias será economizado y no
gastado. Y como el keynesianismo ha podido a penas hacer moverse a la
economía durante la expansión, ¿qué podemos esperar de él durante la mayor
recesión desde los años 1930?
Para obtener un resultado significativo sobre la situación económica la
administració n Obama debería sin duda realizar una enorme ola de inversiones
gubernamentales, directas e indirectas, es decir recurrir a una forma de
capitalismo de estado. Para hacerlo actualmente habría que superar muy
grandes obstáculos políticos y económicos.
La cultura política de los Estados Unidos es muy hostil a la empresa pública.
Al mismo tiempo el nivel de los gastos y del endeudamiento del estado que una
orientación de este tipo exigiría podría amenazar al dólar. Hasta ahora los
gobiernos de Asia del Este han sido felices financiando los déficits exteriores
e interiores de los Estados Unidos, para sostener así el consumo
estadounidense y sus propias exportaciones. Pero con la crisis que alcanza
incluso a China, estos gobiernos pueden perder su capacidad de financiar los
déficits estadounidenses, sobre todo si estos últimos alcanzan una talla sin
precedentes. La perspectiva aterrorizadora de un hundimiento del dólar
aparece en un segundo plano.
Seongjin Jeong : ¿Cuál es su evaluación de la victoria de Obama en la
segunda elección presidencial? . Son numerosos los que consideran a Obama
como el F.D. Roosevelt del siglo XXI, que podría aportar un nuevo "New
Deal". ¿Piensa Vd. que los progresistas anticapitalistas podrían
sostener de forma crítica algunas de sus políticas?
Robert Brenner: El triunfo electoral de Obama debe ser bien acogido. La
victoria de McCain habría sido una victoria del Partido Republicano y habría
reforzado las fuerzas más reaccionarias en la escena política de los Estados
Unidos. Habría sido percibida como la aprobación del hipermilitarismo y del
imperialismo de la administració n Bush así como de su proyecto explícito de
eliminación de la izquierda de los sindicatos, del estado providencia y de la
protección del medio ambiente.
Dicho esto, Obama es, como Roosevelt, un demócrata centrista del que no se
puede esperar que haga gran cosa para defender los intereses de la gran
mayoría de los trabajadores sometidos al ataque de las empresas que intentan
compensar el hundimiento de sus beneficios reduciendo el empleo, las
conquistas, etc.
Obama ha apoya el reflotamiento gigantesco del sector financiero que
representa quizá el mayor robo al contribuyente de toda la historia de los
Estados Unidos y que, además, ha sido realizado sin contrapartidas de parte
de los bancos. Ha sostenido también el reflotamiento de la industria
automóvil precisamente cuando éste está condicionado por recortes masivos en
las conquistas de los trabajadores del automóvil.
El resultado es que, como de Roosevelt, no se puede esperar de Obama que tome
medidas decisivas en defensa de los trabajadores más que si es empujado por
la acción directa organizada por abajo. La administració n Roosevelt no pudo
hacer aprobar las leyes más progresistas de la "New Deal", entre
ellas el Wagner Act /2 y la ley sobre la Seguridad Social, más que bajo la
presión de la gran ola de huelgas de masas. Podemos esperar lo mismo de
Obama.
Seongjin Jeong : Según Rosa Luxemburgo, y más recientemente David Harvey,
el capitalismo supera su tendencia a la crisis mediante la expansión
geográfica. Para él esto está a menudo facilitado por inversiones estatales
masivas en la infraestructura con vistas a apoyar la inversión de los
capitales privados, a menudo inversiones extranjeras directas. ¿Piensa Vd que
el capitalismo puede encontrar una salida así de la crisis actual, por
emplear la terminología de Harvey, por la vía de una conquista
"temporo-espacial" ?
Robert Brenner : Es un problema complejo. En primer lugar, pienso que es
cierto decir que la expansión geográfica ha sido esencial para toda gran ola
de acumulación del capital. Esto es muy importante para el análisis crítico.
Se podría decir que el aumento de la fuerza de trabajo y del espacio
geográfico del sistema son las bases del crecimiento capitalista. El boom de
la posguerra es un buen ejemplo con las espectaculares expansiones del
capital en el Sur y el Suroeste de los Estados Unidos, en Europa Occidental y
el Japón, desgarrados por la guerra.
En esa época las inversiones de las empresas estadounidenses jugaron un papel
crítico no solo en los Estados Unidos sino también en Europa Occidental. Sin
duda alguna esta expansión de la fuerza de trabajo y del área geográfica del
capitalismo era indispensable para garantizar la tasa de ganancia elevada que
hizo posible un boom de la posguerra tan dinámico.
Desde el punto de vista marxista, era una onda clásica de acumulación
capitalista y, necesariamente, tuvo que aspirar masas enormes del trabajo del
exterior del sistema, en particular del campo precapitalista de Alemania y de
Japón, así como la incorporación o la reincorporació n de un espacio
geográfico adicional en gran escala.
Sin embargo, pienso que el modelo del largo declive desde finales de los años
1960 y comienzo de los años 1970 ha sido diferente. Es cierto que el capital
ha respondido a la baja de su rentabilidad con más expansión exterior,
buscando combinar las técnicas avanzadas con la mano de obra a precio
reducido. Asia del Este constituye indudablemente el caso esencial y un
momento histórico mundial, una transformació n fundamental para el
capitalismo.
Sin embargo, aunque la expansión en Asia del Este haya representado una
respuesta a la bajada de la rentabilidad, pienso que no ha constituido una
solución satisfactoria. Pues finalmente la nueva producción manufacturera ha
emergido de forma espectacular en Asia del Este, en gran parte reproduciendo
la fabricación que había tenido ya lugar en otras partes, pero a un precio
más bajo. A escala del sistema esto ha agravado en lugar de resolver el
problema de la sobrecapacidad de producción.
En otros términos la mundializació n ha sido una respuesta a la caída de la
rentabilidad pero debido a que estas nuevas industrias no son
fundamentalmente complementarias desde el punto de vista de la división
mundial del trabajo, que son al contrario redundantes, el problema de la
rentabilidad continúa.
Para resolver actualmente el problema de la rentabilidad que le ha infectado
durante tanto tiempo -ralentizando la acumulación del capital e imponiendo
niveles cada vez más elevados de endeudamiento para sostener su estabilidad-
el sistema exige la crisis que fue durante tanto tiempo pospuesta. Puesto que
el problema es la sobrecapacidad de producción, exacerbada de forma masiva
por la explosión del endeudamiento, lo que exige aún el sistema capitalista
es como en la visión clásica, la expulsión del sistema de las empresas cuya
producción es demasiado costosa y cuyos beneficios son demasiado bajos,
permitiendo en consecuencia la reducción de los precios de los medios de
producción y la de la fuerza de trabajo.
Históricamente, es a través de la crisis como el capitalismo ha podido
restablecer la tasa de ganancia y consiguientemente las condiciones para una
acumulación más dinámica del capital. Durante el período de la posguerra, la
crisis fue apartada pero al precio del no restablecimiento de la rentabilidad
lo que ha llevado a un estancamiento agravado. La crisis actual exige esta
expulsión que no se ha producido jamás.
Seongjin Jeong : Así, ¿Vd piensa que solo la crisis puede resolver la
crisis? Es una respuesta marxista clásica.
Robert Brenner: Creo que tal es probablemente el caso. Se puede tomar una
analogía. En primer lugar, a comienzos de los años 1930, la "New
Deal" y el keynesianismo se mostraban ineficaces. De hecho en el curso
de los años 1930 las condiciones de un nuevo boom no estaban reunidas lo que
fue demostrado cuando la economía conoció de nuevo una grave depresión en
1937-1938. Pero finalmente, en tanto que resultado de la larga crisis de los
años 1930, los bienes de producción costosos y poco rentables fueron
destruidos creando así las condiciones para una subida de la tasa de
ganancia.
Hacia finales de los años 1930 se puede decir que la tasa de ganancia
potencial era alta y que lo que faltaba era un choque que aumentara la demanda.
Por supuesto, la demanda vino de los gastos de armamento masivos durante la
segunda guerra mundial. Así la guerra produjo el aumento de la tasa de
ganancia y estas ganancias elevadas crearon las condiciones necesarias para
el boom de la posguerra. Pero no creo que los déficits keynesianos habrían
funcionado incluso si hubieran sido ensayados en 1933, pues en 1933 faltaba
aún lo que se llama en términos marxianos una crisis limpiadora del sistema
capitalista.
Seongjin Jeong : ¿Piensa Vd que la crisis actual va a representar un
desafío a la hegemonía de los Estados Unidos?. Los teóricos del
sistema-mundo, como Immanuel Wallerstein, que ha sido también entrevistado
por Hankyioreh, dicen que la hegemonía del imperialismo estadounidense está
en declive.
Robert Brenner : Es todavía una cuestión muy compleja. Puedo equivocarme,
pero me parece que muchos de los que creen que ha habido un declive de la
hegemonía de los Estados Unidos lo contemplan esencialmente como una
expresión del poder geopolítico de los Estados Unidos, es decir a fin de
cuentas, de la fuerza. Desde un tal punto de vista es principalmente la
dominación de los Estados Unidos la que garantiza su liderazgo, es el poder
de los Estados Unidos sobre y contra los demás países el que les pone en la
cumbre.
No veo la hegemonía de los Estados Unidos de esta forma. Veo a las élites
mundiales, en particular las élites del núcleo capitalista en el sentido
amplio, satisfechas de la hegemonía estadounidense pues eso significa para
ellos que los Estados Unidos asumen el papel y el coste de ser el policía
mundial. Pienso que esto es cierto hoy incluso en lo que se refiere a las
élites de los países más pobres.
¿Cuál es el papel de los Estados Unidos en tanto que policía mundial? Es no
atacar a los demás países, es sobre todo preservar el orden social, crear las
condiciones estables para la acumulación capitalista mundial. Su objetivo
principal es eliminar todos los desafíos populares al capitalismo, sostener
las estructuras existentes de las relaciones entre las clases.
En el curso de la mayor parte del período de la posguerra, había desafíos
nacionalistas- estatales al libre reino del capital, que venían sobre todo de
abajo. Han tenido, indudablemente, que hacer frente a la fuerza más brutal de
los Estados Unidos, a la expresión desnuda de su dominación. Aunque en el
seno del núcleo del sistema había la hegemonía estadounidense /3, en el
exterior la dominación se ejercía por la violencia.
Pero con la caída de la Unión Soviética, el compromiso de China y del Vietnam
en la vía capitalista, la derrota de los movimientos de liberación nacional
en África austral y en América central, la resistencia al capital en el mundo
desarrollado ha sido muy debilitada, al menos por el momento. Así pues
actualmente los gobiernos y las élites no solo de la Europa Occidental y
Oriental, del Japón y de Corea, sino también de Brasil, la India y China –de
la mayor parte de los países que se puedan ocurrir- prefieren que prosiga la
hegemonía de los Estados Unidos.
No será puesta en cuestión por el desarrollo de otra potencia capaz de
contestar su domino mundial. Ante todo, China prefiere la hegemonía
estadounidense. Los Estados Unidos no prevén atacar China y, hasta ahora, han
mantenido su mercado abierto a las exportaciones chinas. Con el policía
estadounidense del mundo garantizando siempre el libre cambio y los
movimientos de capitales, China ha podido tomar parte en la competencia de
los costes de producción, en un terreno de juego igual, y esto le ha sido
increíblemente beneficioso –no podría ser mejor.
¿Podrá perdurar la hegemonía de los Estados Unidos durante la crisis actual?
Es una cuestión mucho más difícil. Pero pienso que, a primera vista, la
respuesta es si. Las élites mundiales aspiran sobre todo a la preservación del
actual orden mundial y los Estados Unidos son esenciales para ello. Ninguna
de las élites del mundo intenta explotar la crisis o los enormes problemas
económicos de los Estados Unidos para contestar esta hegemonía.
China continúa diciendo “no vamos a continuar pagando para que los Estados
Unidos siga actuando de forma desvergonzada”, refiriéndose a la forma en que
China ha cubierto los déficit récord de la balanza de pagos de los Estados
Unidos durante el decenio pasado así como el déficit presupuestario titánico
ahora. ¿Va China a cortar el grifo a los Estados Unidos?. En absoluto. China
entrega ahora tanto dinero como puede para intentar mantener la economía
americana de forma que pueda continuar desarrollándose de la manera que ha
elegido.
Por supuesto, lo que es deseado no es siempre posible. La crisis china puede
hacerse tan grave que no pueda ya financiar los déficit estadounidenses; la
agravación de estos déficit y el recurso a la máquina de billetes por la
Reserva Federal pueden conducir al hundimiento del dólar, desencadenando la
verdadera catástrofe.
Si tales cosas se produjeran, sería necesario construir un orden nuevo. Pero
en las condiciones de una crisis profunda esto sería muy difícil. En efecto,
en tales condiciones los Estados Unidos así como los demás estados podrían
fácilmente volverse hacia el proteccionismo económico, el nacionalismo e
incluso hacia la guerra. Pienso que, por el momento, las élites del mundo
siguen intentando evitar esto –no están dispuestas. Lo que quieren, es mantener
los mercados abiertos y el comercio libre.
Saben que la última vez que los estados recurrieron al proteccionismo para
resolver el problema, en la Gran Depresión, ello agravó la depresión, porque
cuando algunos estados empezaron a protegerse, los demás siguieron y el
mercado mundial se cerró. Después, naturalmente, llegaron el militarismo y la
guerra. El cierre del mercado mundial sería evidentemente un desastre hoy y
es por ello que las élites y los gobiernos hacen todo lo posible para impedir
una salida proteccionista, estatalista, nacionalista y militarista.
Pero la política no es únicamente la expresión de los deseos de las élites y
los deseos de las élites cambian con el tiempo. Por otra parte, están en
general divididas y la política dispone de una autonomía. Así, por ejemplo,
no se puede excluir que si la crisis se agrava –lo que no sería una gran
sorpresa- se verá una vuelta de la política de extrema derecha fundada en el
proteccionismo, el militarismo, el nacionalismo y la caza del inmigrante.
Una política así podría no solo disfrutar de una amplia popularidad. Sectores
crecientes del capital podrían ver en ella la única salida ante el
hundimiento de sus mercados y la depresión del sistema, esperando obtener así
una protección contra la competencia, subvenciones estatales y el desarrollo
de la demanda a través de los gastos militares. Fue la respuesta que
prevaleció en gran parte de Europa y en Japón durante la crisis de entre
guerras. Hoy la derecha está incómoda debido a la quiebra de Bush y debido a
la crisis. Pero si la administració n Obama se muestra incapaz de evitar el
hundimiento económico, la derecha podría fácilmente volver… particularmente
porque los Demócratas no ofrecen ninguna alternativa ideológica.
Seongjin Jeong : Vd. Ha mencionado la potencial crisis china. ¿Qué piensa
Vd del estado actual de la economía china ?
Robert Brenner : Pienso que la crisis china será mucho más grave de lo que la
gente imagina, y ello por dos razones esenciales.
En primer lugar, porque la crisis americana –y más en general la crisis
mundial- es bastante más seria de lo que la gente esperaba y porque en último
análisis el destino de la economía china depende inextricablemente del
destino de los Estados Unidos y de la economía mundial : no solo porque China
es muy dependiente de las exportaciones hacia el mercado estadounidense sino
porque la mayor parte del resto del mundo es también muy dependiente de los
Estados Unidos y esto incluye en particular a Europa.
Si no me equivoco, Europa se ha convertido recientemente en el principal
mercado de las exportaciones chinas. Pero como la crisis proveniente de los
Estados Unidos tira también de Europa hacia abajo, el mercado europeo se
contraerá también para las mercancías chinas. La situación de China es pues
más difícil de lo previsto, pues la crisis económica es más grave de los
previsto.
En segundo lugar, en el entusiasmo suscitado por el crecimiento económico
realmente espectacular de China, mucha gente ha ignorado el papel de las
burbujas que han tirado de la economía china. China se ha desarrollado
esencialmente por las exportaciones, en particular debido al aumento del
excedente de su balanza comercial con los Estados Unidos. A causa de este
excedente el gobierno chino ha tenido que tomar medidas políticas para
debilitar la moneda china –el renminbi- y mantener así la competitividad de
su producción manufacturera. En particular, ha comprado masivamente acciones
en dólares imprimiendo masivamente renminbi. Pero el resultado ha sido
inyectar montantes considerables de moneda en la economía china facilitando
cada vez más el acceso al crédito en un largo período.
De una parte las empresas y los gobiernos locales han empleado este crédito
fácil para financiar inversiones masivas. Esto ha llevado a una capacidad de
producción cada vez más excesiva. De otra parte, han empleado el crédito
fácil para adquirir tierras, inmuebles, acciones y toda suerte de activos
financieros. Esto ha conducido a la aparición de las inmensas burbujas de los
precios de los activos que, como en los Estados Unidos, han empujado a más
préstamos y más gastos.
Si las burbujas chinas estallan, la sobrecapacidad de producción aparecerá
claramente. Si estallan, se tendrá igualmente, como en el resto del mundo, un
golpe norme al consumo y una crisis financiera perturbadora. Así el resultado
final, es que la crisis china es muy seria y puede además agravar la crisis
mundial.
Seongjin Jeong : ¿Piensa Vd pues que la lógica capitalista de la
sobreproducció n se aplica también en China ?
Robert Brenner : Si, como en Corea y en la mayoría del Asia del Este a final
de los años 1990. No es diferente. Lo único que no se ha producido aún es el
género de reevaluación de la moneda que ha matado verdaderamente la expansión
manufacturera coreana. El gobierno chino hace por otra parte todo lo posible
por evitarla.
Seongjin Jeong :¿No está pues Vd de acuerdo con la caracterizació n de la
sociedad china como una especia de economía de mercado no capitalista ?
Robert Brenner : En absoluto.
Seongjin Jeong : ¿Así pues, Vd piensa que China es actualmente capitalista
?
Robert Brenner : Pienso que es totalmente capitalista. Podríais decir que
China había tenido una economía de mercado no capitalista quizá durante los
años 1980, cuando conoció un impresionante crecimiento tirado por las
empresas que pertenecían a ciudades y pueblos. Eran empresas públicas,
poseídas por gobiernos locales, pero que operaban de manera mercantil. Se
puede decir que esta forma económica ha iniciado la transición hacia el
capitalismo. Quizá hasta comienzos de los años 1990 había pues una especie de
sociedad mercantil no capitalista, sobre todo porque seguía habiendo un gran
sector industrial poseído y planificado por el estado central. Pero se
trataba de una transición hacia el capitalismo que se ahora se ha realizado.
Seongjin Jeong : ¿Qué piensa Vd de la severidad de la próxima crisis
económica coreana ?. ¿Cree Vd que podría ser más grave que la de 1997-1998
provocada por el Fondo Monetario Internacional ?. Para hacer frente a la
próxima crisis el gobierno de Lee Myung-bak /4 ha resucitado ahora las
inversiones dirigidas por el estado en la construcción de la infraestructura,
en particular el “Gran canal” de la península coreana en el estilo de Park
Chung-hee /5, a la vez que copia la política del crecimiento verde de Obama.
Sin embargo el gobierno de Lee Myung-bak sigue intentando mantenerse dentro
de las políticas neoliberales de desreglamentació n del período post-1997, en
particular volviéndose hacia el acuerdo de libre cambio con los Estados
Unidos. Se podría llamar a esto un planteamiento híbrido , que combina el
neoliberalismo contemporáneo con lo que parece una vuelta anacrónica al
método de desarrollo estatal dirigista en el estilo de Park Chung-hee. ¿Puede
resultar eficaz combatiendo o aliviando la crisis que viene?
Robert Brenner: Dudo de su eficacia. No necesariamente porque se trataría de
una regresión hacia un capitalismo estatal dirigista del estilo de Park, ni
debido al neoliberalismo, sino porque, cualquiera que sea su forma interna,
este acuerdo continúa dependiendo de la mundializació n en el preciso momento
en que la crisis mundial provoca una extraordinaria contracción del mercado
mundial. Acabamos de hablar de China y decía que la economía china es
susceptible de conocer serios problemas. Pero China dispone de salarios muy
bajos y, potencialmente, de un mercado interno enorme lo que podría situarla
con el tiempo en una situación bastante mejor frente a la crisis que Corea,
aunque no estoy seguro.
Corea será gravemente alcanzada en mi opinión. Fue gravemente alcanzada en
1997-1998 pero fue salvada por la burbuja del mercado bursátil americano y el
crecimiento tirado por el endeudamiento, los gastos y las importaciones de
los Estados Unidos. Cuando la burbuja bursátil de Wall Street estalló en
2000-2002, Corea entró en una crisis que se anunciaba todavía más grave que
la de 1997-1998. Una vez más la burbuja inmobiliaria estadounidense vino en
su socorro… Ahora ésta ha estallado y no hay una tercera burbuja que permita
a Corea evitar la crisis actual. No es pues necesariamente porque Corea haya
equivocado el camino. Es porque, en mi opinión, no será fácil encontrar algún
tipo de salida local en lo que ha llegado a ser un sistema capitalista
verdaderamente mundial e interdependiente.
Seongjin Jeong : El entorno exterior es en su opinión bastante peor de lo
que ha sido nunca.
Robert Brenner : Eso es lo esencial.
Seongjin Jeong : ¿Cuáles son entonces las tareas urgentes para los
progresistas en Corea?. Son muy críticos con Lee Myung-bak pues es muy
reaccionario. Habitualmente son favorables al estado providencia y a la
redistribució n de las rentas que presentan como una alternativa al proyecto
Lee de inversiones estatales masivas en la construcción del Canal. Es hoy el
punto de tensión de la sociedad coreana. Los progresistas coreanos precisan
que, aunque Lee Myung-bak hable del crecimiento verde, su proyecto destruiría
el medio ambiente. ¿Está Vd de acuerdo con ellos?.
Robert Brenner : Deberíamos oponernos a tales proyectos ecológicamente
desastrosos.
Seongjin Jeong : ¿Piensa Vd que la construcción de un estado providencia a
la sueca podría constituir en plena crisis económica una estrategia razonable
para los progresistas coreanos?.
Robert Brenner : Pienso que la cosa más importante que los progresistas
coreanos podrían hacer sería reforzar las organizaciones obreras coreanas. Es
solo reconstruyendo el movimiento obrero coreano como la izquierda dispondrá
de la fuerza de la que tiene necesidad para arrancar las demandas que
preconiza. El único camino que permite realmente al mundo del trabajo ganar
fuerzas pasa por la construcción de nuevas organizaciones en el curso de la
lucha y es solo en el curso de las movilizaciones donde son susceptibles de
llegar hacia una política progresista o decidir de qué política progresista
tiene necesidad en un momento preciso.
Pienso que la mejor forma de forjar una respuesta política de izquierdas hoy
es ayudar a los más desfavorecidos a dotarse de organizaciones y de fuerza para
que puedan decidir colectivamente sobre sus intereses. Dicho de otra forma,
más que intentar imaginar ahora, de forma tecnocrática, cual sería la mejor
respuesta, la clave para la izquierda consiste en catalizar la reconstrucció
n del poder del pueblo trabajador.
El movimiento obrero coreano ha quedado, evidentemente muy debilitado tras la
crisis de 1997-1998. Mínimamente, la prioridad para los progresistas es hacer
todo lo posible para mejorar las condiciones, para organizar a los
trabajadores y para reforzar los sindicatos. Esto vale no solo para Corea,
sino en todas partes. Es el objetivo principal. Sin el renacimiento de la
fuerza de la clase obrera, la izquierda constatará rápidamente que la mayor
parte de las cuestiones de política gubernamental son cuestiones únicamente
académicas. Dicho de otra forma, si la izquierda quiere influenciar la
política de los estados, es preciso un gran cambio de las correlaciones de
fuerzas entre las clases.
Seongjin Jeong : ¿Espera Vd que la reciente quiebra del neoliberalismo
vaya a producir una apertura para los progresistas del mundo?
Robert Brenner : La derrota del neoliberalismo abre ciertamente nuevas
oportunidades a la izquierda. El neoliberalismo jamás ha sido popular. Los
trabajadores no se han identificado jamás con el mercado libre, la libertad
de las finanzas, etc. Pero creo que importantes sectores de la población
habían integrado la idea de que “no hay alternativa”.
Ahora que la crisis ha revelado la completa quiebra del modo neoliberal de
organización de la economía se puede ver ya el cambio que se expresa por
ejemplo por la muy fuerte oposición de los trabajadores americanos ante los
regalos para los bancos y el sector financiero. Hoy la gente dice: “Se nos ha
dicho que el rescate de las instituciones financieras y de los mercados
financieros es la clave para restaurar la economía y para la prosperidad.
Pero no lo creemos. No queremos que nuestro dinero vaya una vez más a quienes
no hacen sino robarnos”.
Hay un vacío ideológico y en consecuencia una apertura para las ideas de la
izquierda. El problema, es que el nivel de organización de los trabajadores
es muy débil y su expresión política más débil aún. Se puede decir que el
cambio del medio ambiente político o del clima ideológico forja grandes oportunidades,
pero esto no basta en sí mismo.
Por ello –una vez más- la prioridad de los progresistas, de todos los
militantes de izquierda, es actuar por el renacimiento de las organizaciones
de los trabajadores. Sin la reconstrucció n de la fuerza de la clase obrera
pocos cambios progresistas serán posibles y el único camino para ello pasa
por la movilización a favor de la acción directa. Es únicamente mediante la
acción colectiva de masas como los trabajadores podrán crear la organización
y construir su fuerza. Es necesario para constituir la base social que
permita la transformació n de su conciencia y su radicalizació n política.
Traducción: Alberto Nadal para VIENTO SUR
NOTAS:
1/ Los préstamos hipotecarios –es decir garantizados por el precio estimado
de la vivienda- pueden ser contratados en los Estados Unidos para la compra
de la vivienda, pero también para todo tipo de gastos: pago de los estudios,
de los cuidados médicos, otras compras incluso inversiones bursátiles… lo que
los hace tanto más arriesgados.
2/. La National Labor Relations Act (Ley nacional sobre las relaciones
sindicales) o Wagner Act (en referencia al senador Robert F. Wagner) fue
adoptada en 1935. Esta ley defiende los derechos sindicales de los
asalariados del sector privado, autoriza la constitución de los sindicatos,
los convenios colectivos, la huelga, o toda forma de reivindicació n
colectiva. Creó una nueva agencia federal, el National Labor Relations Board
(Comité Nacional de las Relaciones Sindicales) que tenía el poder de
investigar y de tomar medidas contra prácticas patronales injustas. La mayor
parte de los principios de esta ley fueron anulados por la Ley Taft-Hartley
de 1947, instituida por los Republicanos.
3/ Es decir el consenso general impuesto solo en último análisis por la
potencia militar (nota de la redacción de Against the Current).
4/ Lee Myung-bak, candidato del Gran Partido Nacional, fue elegido presidente
de Corea del Sur en diciembre de 2007. Había sido Director General de la
empresa Hyundai Construcción y luego alcalde de Seul.
5/ Park Chung-hee fue presidente de Corea del Sur de 1963 a 1979, tras
haberse puesto a la cabeza de un golpe de estado militar que derrocó al
gobierno civil en 1961 (pero que tuvo que poner en pie un gobierno civil bajo
presión de la administració n Kennedy de los Estados Unidos). Bajo su régimen
dictatorial el capitalismo surcoreano emprendió su auge.
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