viernes, 17 de mayo de 2013

"Brasil usa la OMC para hacer acuerdos multilaterales" - Alejandro REBOSSIO



El País
Madrid, 11 de mayo de 2013
Ricardo Carneiro es el actual director del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en representación de Brasil. Economista de 61 años, siempre se ha inscripto dentro del pensamiento desarrollista latinoamericano. De familia latifundista del estado de Pernambuco (nordeste del país), de joven militó en el Partido Comunista Brasileño (PCB), después pasó por el poderoso Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) y finalmente recaló en 1989 en el Partido de los Trabajadores (PT) de Luiz Inácio Lula da Silva. En 2002, cuando ganó por primera vez unas elecciones presidenciales, Lula prefirió aplicar una receta económica más ortodoxa y por eso escogió a Antonio Palocci como ministro de Hacienda, en lugar de Carneiro u otro economista más reformista. Carneiro se quedó entonces dando clases en la Universidad de Campinas, pero finalmente en 2012 la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, lo designó en el BID. Pese al bajo crecimiento actual de su país, confía en que ha llegado una etapa más productiva. Desde su oficina en Washington, dialogó con El País. 
Pregunta: -¿Qué responde cuando en EE UU le preguntan cómo está la economía de América Latina?
Respuesta: -No se puede tratar a América Latina como un todo homogéneo, sino una de América Latina del norte y otra del Sur. La del norte va desde México a Panamá, dependo mucho de la demanda de EE UU, inclusive no solo por el comercio sino también por el mercado de trabajo, que está integrado. La trayectoria de la economía de EE UU va a mejorar y puede haber beneficios de cierto encarecimiento de la mano de obra china. Con una recuperación más firme de la economía de EE UU, su mercado de trabajo está recuperándose. Pero hay alto nivel deuda de las empresas, las familias y los gobiernos y eso problematiza el crecimiento económico futuro de EE UU, su velocidad de expansión será menor que a principios de los 2000 y no impactará significativamente en el mercado de trabajo. Además, el sector tecnológico es muy poco empleador y eso tiene implicancias para Latinoamérica. Más de 15 millones de trabajadores latinoamericanos viven en EE UU. No solo interesa la recuperación de la economía de EE UU sino sus características. De eso depende el norte de Latinoamérica, y no veo una mejora sustantiva.
P: -¿Y Sudamérica?
R: -Hoy está mucho más conectada con a Asia que con EE UU y la Unión Europea. Es una región más integrada con todo el mundo, más productora de materias primas. El desempeño de China ya se ha desacelerado, pero sigue en un nivel significativo. Además China articula al resto de Asia, incluido Japón. Esa parte del mundo tiene un peso muy significativo, va a continuar creciendo, más que EE UU y la UE, y eso crea para la región cierto nivel mínimo de dinamismo. Esto no ocurría en el pasado, antes éramos más cíclicos. Esto es significativo para las materias primas. China les da cierta estabilidad de precios. También puede estabilizar mucho a Sudamérica el desempeño de Argentina y Brasil, que son economías de grandes mercados internos. La recuperación de EE UU también es importante, pero en tercer lugar. Estos tres factores tienen hoy mayores posibilidades de recuperación, pero no es el mismo contexto internacional que hubo de 2000 a 2008. Tampoco veo una desaceleración de mucha magnitud como las del pasado. Estamos mejor que en desaceleraciones anteriores. Estos países sudamericanos van a depender más de lo que suceda en el mercado interno.
P: -¿Por qué?
R: -Porque en el contexto internacional China es un elemento dinámico, pero EE UU y la UE siguen pesando en el PIB mundial. Solo el hecho de que la UE crezca poco en los próximos años, hará que haya menos crecimiento mundial. China desacelera y eso tiene impacto internacional, aunque no será un impacto desestructurante.
R: -Yo veo la situación brasileña con más optimismo que la prensa y los mercados financieros. En los últimos dos años Brasil está haciendo una transición desde un modelo que tenía el consumo como elemento más dinámico a otro que, sin desplazar el consumo, tiene a la inversión como elemento más dinámico. El gran aumento del consumo creó una presión en la infraestructura y en el balance de pagos. Hay ahora un amplio programa de política económica, con inversión pública significativa, con concesiones, más financiamiento público, exoneraciones fiscales, cambio de precios relativos, bajada de tipos de interés y de las tarifas energéticas. Son cambios significativos. Sus resultados se están demorando más de lo pensado, pero hay que ver el impacto desfavorable de la crisis internacional. Ahora se apunta a un modelo de crecimiento más alto, de largo plazo, con mucha sustentación porque esta comandado por la inversión. Si se consolida, será un factor de estabilización para la región.
P: -¿Y México cómo está?
R: -Es una economía muy integrada y complementaria con EE UU. Por la apreciación de la moneda china, parte de cadena productiva, como la automotriz, se benefició. El problema es que es muy dependiente de EE UU y tiene menos dinamismo en el mercado interno. Argentina es una economía diferente, de tamaño menor, pero con exportaciones que dependen de Asia y, por tanto, está en una posición sólida en el largo plazo. Más allá de los problemas de corto plazo que pueda tener, ha invertido mucho en tecnología de los alimentos, cuya demanda va a ser fuerte en los próximos años. Argentina depende más de la demanda internacional de alimentos que Brasil y tiene una renta per cápita alta. Las condiciones estructurales de Argentina son favorables. Brasil puede ser un factor de estabilización para Argentina.
P: -¿Qué problemas ve en la economía latinoamericana?
R: -Los problemas son los de siempre. Tenemos un problema más general que son las asimetrías del sistema internacional. Nosotros (por los sudamericanos) tenemos lazos muy fuertes con China y el Sur en general, pero los lazos financieros son con la economía de EE UU. Hay que intentar limitar el impacto de los shocks financieros. Esta política monetaria de EE UU creó mucha liquidez, es un problema y nosotros tenemos que regular muy eficientemente el control de capitales. Tenemos que buscar un perfil de política económica para protegernos de esos shocksfinancieros. Brasil avanzó en eso. Otra cuestión es que Brasil y Argentina, que son grandes economías, hoy no son vulnerables en sus balances de pagos, pero no se incorporaron de manera progresista a las cadenas de valor de las industrias de alta tecnología. ¿Cómo hacemos para incorporarnos a esas cadenas productivas? Es un problema el intento de sumar contenido local a las cadenas productivas de la industria en general, y más en las de alta tecnología. Ése es el grande desafío. El resto es sintonía más fina. En Brasil tenemos que avanzar hacia la reforma fiscal. Si se hace, mejora la eficiencia, pero no es decisiva. Lo decisivo es evitar shocks financieros y tener una política de incorporación de industrias de más alta tecnología. El resto se puede hacer con mayor o menor velocidad.
R: -Creció menos, pero creció bastante. Brasil es un país más complejo que los demás latinoamericanos. Varios países crecieron por el impacto del ciclo de precios de las materias primas, pero son países más especializados y el impacto de los precios es muy mediato. Pero Brasil depende menos de las materias primas, tiene una economía más diversificada. Recibió efectos positivos, pero no de la misma intensidad. La otra cosa es que desde los 90 no fuimos capaces de tener más integración de las cadenas productivas. De parte de nuestro crecimiento se beneficiaron afuera del país. Brasil además debería rever su cálculo de PIB porque la economía de Brasil de hoy es mucho más de servicios, algunos de baja productividad y otras de alta, y la metodología de medir el PIB no capta suficientemente eso.
P: ¿Qué significa para Brasil que un brasileño, Roberto Azevêdo, dirija ahora la Organización Mundial de Comercio (OMC)?
R: -Brasil ganó en la OMC con el apoyo de países en desarrollo, con el apoyo de China, y sin el apoyo de EE UU y la UE, lo que es muy significativo. Brasil está usando este instrumento en el buen sentido, para llegar a acuerdos multilaterales. Si no, los países en desarrollo se ven obligados a hacer acuerdos bilaterales en una situación de desventaja muy grande. Los países percibieron eso. Hay que avanzar en acuerdos multilaterales, reforzar el poder de negociación de los países más frágiles.
P: -¿Tendremos una OMC más proteccionista? Porque Brasil usa barreras para protegerse, mientras que México, que postulaba al otro candidato a director general de la OMC, es más liberal.
R: -No creo que el tema sea eso. Brasil quiere atender los desacuerdos multilaterales, llegar a acuerdos muy fuertes, que EE UU y la UE hagan acuerdos no tan asimétricos. Puede haber controversias, pero Brasil hace política industrial dentro de las normas de la OMC. No creo que Brasil sea proteccionista sino que usa instrumentos. La tarifa media (para la importación) está bajo de lo que podría ser. Pero Brasil hace una opción por un sistema comercial internacional más justo, más multilateral, mientras México tiene más de 30 tratados de libre comercio, hizo una opción diferente.
P: -Tienen  una diferente política industrial…
R: -México tiene un conjunto de limitaciones de política industrial. No se puede hablar de industria mexicana sino norteamericana y asiática. Está plenamente integrado con EE UU. La política de contenido local no es una política de México y, en cambio, puede ser hecha en Brasil porque tiene otra inserción internacional.

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